Todos, o casi todos, tenemos un ojo dominante. Y es el que tiene mayor agudeza visual. Tenemos un sistema visual complejo a través del cual percibimos una única imagen que es la suma de lo que ven nuestros ojos. El ojo a través del cual el cerebro fija la vista y recibe más información es el ojo dominante.

La predominancia de un ojo sobre otro está relacionado con la lateralidad, diestra o zurda, en función del hemisferio del cerebro dominante.

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La dominancia motora muestra el ojo que usamos para apuntar. Si el ojo no coincide con el brazo dominante puede traer asociadas dificultades en prácticas deportivas, por ejemplo, a la hora de apuntar a canasta.

La dominancia sensorial indica qué ojo que aporta más a la imagen final que forma el cerebro cuando estamos con los dos ojos abiertos. Es frecuente encontrar casos donde no existe una dominancia definida, los dos ojos trabajan por igual.

 

¿Cómo saber si eres diestr@ o zurd@ de ojo?

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Veámoslo con un sencillo test:

 

1)  Con ambos ojos abiertos, apunta el dedo a un objeto distante. Ahora cierra el ojo derecho, ábrelo de nuevo y vuélvelo a cerrar. ¿Qué ocurre?

a) Te da la sensación de que el objeto se acerca y se aleja.

b) El dedo no parece moverse.

c) No logras discernir con claridad si el dedo se mueve o no.

2)  Para saber qué ojo es el dominante en distancias muy cercanas (prueba de convergencia) realiza este experimento. Escribe una sola letra en una pequeña hoja de papel, de aproximadamente 2 mm de alto y de ancho, y pega la letra a una regla. Sostén la regla frente a ti y muévela lentamente hacia tu nariz.

a) El ojo izquierdo es el primero en no poder enfocar la letra.

b) El ojo derecho es el primero en no poder enfocar la letra.

c) Ambos ojos permanecen enfocados hasta que la regla toque tu nariz.

3) Primero extiende completamente tus brazos y ubícalos a la altura de tus ojos. A continuación, con las palmas paralelas a tu cuerpo, forma un triangulo entre tus pulgares y dedos índices, dejando un agujero a través del que puedas ver. Finalmente, mira a través del agujero hacia un objeto que no exceda el tamaño de este, cierra el ojo izquierdo y fíjate en lo que ocurre.

a) La imagen continúa siendo la misma.

b) La imagen cambia -debido a una alteración del ángulo de visión- (No está centrada).

c) No me queda claro lo que ocurre.

4)  Con los ojos bien abiertos, busca un punto fácilmente identificable (una esquina de un cuadro, una flor, un lápiz…). Con los dos ojos abiertos, señala hacia ese punto y guiña los ojos de manera alterna. ¿Qué es lo que notas?

a) El ojo derecho está justamente alienado con el punto al que estabas señalando.

b) El ojo izquierdo es el que está mejor alineado.

c) No logro notar que uno ojo esté más alineado que el contrario.

5) Escribe una letra muy pequeña en un trocito de papel, ponla dentro de un dedal y colócate a unos 30-60 cms. A continuación, tápate un ojo y luego el otro.

a) Puedes ver la letra con el ojo derecho pero no con el izquierdo.

b) Ves la letra con el izquierdo, pero no con el contrario.

c) Eres capaz de leer la letra con ambos ojos.

 

Los resultados

 

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  • Si has contestado a) a todas o a la mayoría de las respuestas tu ojo dominante es, claramente, el derecho.
  • Si tus respuestas son casi siempre b) no hay duda: en tu caso domina el ojo izquierdo.
  • Y si la mayoría de tus respuestas son c) es que no hay una prevalencia definida para ninguno de los dos ojos. Dicho de otro modo, ninguno de tus dos ojos es claramente dominante.

Presentar un mayor agudeza visual en un ojo que en otro es totalmente normal debido a la lateralidad, que es la preferencia por un lado u otro del cuerpo. Esto, en principio, no supone ningún problema para nuestra salud visual. Es la preferencia al realizar determinadas actividades en las que se precisan mayores dosis de fuerza o habilidad. Y no sólo ocurre con las manos o los pies (zurdos o diestros), también existe en otros órganos, como los ojos o los oídos.